Esta mañana cuando andaba en la bici me vino a la memoria un "bonito" momento de cuando era pequeño.
Rondaría el año 1995 cuando el profesor de "Conocimiento del Medio", esa asignatura que todos hemos olvidado e incluso algunos nunca supimos, nos hablaba de sus salidas domingueras en bicicleta. De echo nos decía que podriamos acompañarle cuando quisiesemos.
Había tres chicos que solían ir, casualmente eran los que mejores notas sacaban. Esto no estaba unido ya que era bastante común que sacasen buenas notas en cualquier asignatura.
Por aquel entonces yo tenía una mountain bike. Mi primera mountain bike que mi madre me compró en Guerra San Martín. El primer día que la compré ya chirriaban las zapatas al frenar, el dependiente dijo que con el uso se iría yendo. Bendito hijo de puta, ni sé el tiempo que estuvieron sonando las zapatas hasta que mi padre me las cambió.
Un domingo de 1995 me desperté a las ocho menos cinco. La salida de la ruta en bici era a las ocho y me dio por apresurarme a la cama de mis padres y decirles que quería ir con el profe (Don Victor se llamaba). Así. Sin más. Me dio y me dio. Mi padre corriendo se vistio y me llevó al colegio. Pues bien, la salida no era a las ocho. Existía un ritual previo a la salida en bicicleta que consistía en acompañarle en la misa de las ocho y pasar el canastillo. Bendito... Encima este domingo era yo el único que se había apuntado a la salida.
Después por fin salimos hacia el bidegorri. Para llegar a él tuvimos que ir por carretera hasta Ortuella, más o menos como hoy en día algunos siguen haciendo. Al poco de coger el bidegorri algo le pasó a mi bici que se rompio y tuvimos que volver en tren al poco de haber salido. Creo que lo cogimos en Gallarta.
Vaya día éste. De repente me despierto. Me da por salir con la bici... y a partir de ahí una sucesión de desastres...
Es curioso las vueltas que da la vida. Incluso recuerdo lo imposible que veía subir la primera cuesta del bidegorri. Nada que ver con cómo las subía esta mañana.
Rondaría el año 1995 cuando el profesor de "Conocimiento del Medio", esa asignatura que todos hemos olvidado e incluso algunos nunca supimos, nos hablaba de sus salidas domingueras en bicicleta. De echo nos decía que podriamos acompañarle cuando quisiesemos.
Había tres chicos que solían ir, casualmente eran los que mejores notas sacaban. Esto no estaba unido ya que era bastante común que sacasen buenas notas en cualquier asignatura.
Por aquel entonces yo tenía una mountain bike. Mi primera mountain bike que mi madre me compró en Guerra San Martín. El primer día que la compré ya chirriaban las zapatas al frenar, el dependiente dijo que con el uso se iría yendo. Bendito hijo de puta, ni sé el tiempo que estuvieron sonando las zapatas hasta que mi padre me las cambió.
Un domingo de 1995 me desperté a las ocho menos cinco. La salida de la ruta en bici era a las ocho y me dio por apresurarme a la cama de mis padres y decirles que quería ir con el profe (Don Victor se llamaba). Así. Sin más. Me dio y me dio. Mi padre corriendo se vistio y me llevó al colegio. Pues bien, la salida no era a las ocho. Existía un ritual previo a la salida en bicicleta que consistía en acompañarle en la misa de las ocho y pasar el canastillo. Bendito... Encima este domingo era yo el único que se había apuntado a la salida.
Después por fin salimos hacia el bidegorri. Para llegar a él tuvimos que ir por carretera hasta Ortuella, más o menos como hoy en día algunos siguen haciendo. Al poco de coger el bidegorri algo le pasó a mi bici que se rompio y tuvimos que volver en tren al poco de haber salido. Creo que lo cogimos en Gallarta.
Vaya día éste. De repente me despierto. Me da por salir con la bici... y a partir de ahí una sucesión de desastres...
Es curioso las vueltas que da la vida. Incluso recuerdo lo imposible que veía subir la primera cuesta del bidegorri. Nada que ver con cómo las subía esta mañana.
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